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Viajar a Siria

Siria: un país maravilloso

El nivel de humildad, calidez y amabilidad de los sirios es difícil de encontrar en otros países vecinos al Mediterráneo; es precisamente su gente la que atrapa e invita a volver aun conociendo la situación que enfrenta la nación en general. A ello, se le suma lo exquisita e inexplicable de su gastronomía y la sensación de estar frente a un paisaje urbano adaptado al uso humano y no al contrario. En términos de lugares de interés no se queda atrás, quizá no tenga tantos atractivos, pero sus mezquitas y zocos laberínticos, se unen al aroma que perfila la arquitectura de sus calles para darle forma a una propuesta que vale la pena considerar.

¿Por qué viajar a Siria?

Siendo honestos, son pocos los que piensan en Siria como un lugar para vacacionar, después de todo, quién quiere pasar días de entretenimiento en una zona postguerra en la que ver miseria absoluta y edificaciones devastadas; sin embargo, el país es más que eso, y la experiencia se vuelve enriquecedora cuando se conoce la historia local de la mano de sus protagonistas, teniendo además el privilegio de conocer lugares históricos de gran interés.

Aun enfocándose en la cara escalofriante que brindan vestigios de las peores crisis humanitarias del siglo XXI, se necesita mucha sangre fría para no llorar haciendo casi obligada, la empatía con su gente. Pero por otro lado, Siria es un país fabuloso, empezando por el hecho de considerarse la cuna de la civilización, de ahí la cantidad de sitios históricos, perfectos desde la perspectiva del turismo.

En síntesis, podría decirse que la principal razón por la que viajar a Siria radica en aprender; ganar conocimientos de lo que esconde un área en plena posguerra, pues se será testigo ocular de la historia más allá de un periódico sesgado y crear conciencia de lo ilógico de los conflictos bélicos, con el plus de hacerlo en un territorio que igualmente guarda joyas históricas y culturales dignas de conocer.

¿Que ver y hacer en Siria?

Levantada sobre la cuna de la civilización occidental y atravesada en gran parte, por las caudalosas aguas de los ríos Eufrates y Tigris, Siria es de esos países obligados en una ruta por el Medio Oriente; si bien los arqueólogos coinciden en que sus tesoros arqueológicos no son ni la mínima parte de la magnitud total que esconde, es mucho lo que tiene para ofrecer al visitante, recomendándose un paso por:

1.      Damasco y la mezquita de los Omeyas:

Figurando en las lista de las ciudades más antiguas del mundo, sus milenarias puertas dan acceso a un compendio de tesoros declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco; callejuelas cubiertas pata protegerse del sol, en la que se reúnen estupendos restaurantes en los que disfrutar del peculiar sabor de sus comidas, o refrescarse tras una larga caminata,  forman parte de su parte central.

¿Lo imperdible? sentarse y disfrutar del momento en lugares como el an-Nofara acompañado de una buena taza de té, mientras se escucha la entonación árabe del cuentacuentos que preside el lugar relatando historias y leyendas. Pasearse por su barrio cristiano y tomarse una cerveza. Visitar la Mezquita de los Omeyas, emplace en el que se entrelazan la cotidianidad de los locales y la religión, adicional a ser una de las más importantes del mundo árabe y entre las pocas que permiten el acceso a público no musulmán.

2.      Hama y los molinos de agua:

Conocida a nivel mundial no precisamente por sus atractivos turísticos, sino más bien siendo protagonista – junto a Homs – de las noticias por ser asediada múltiples veces en los últimos años, es una pequeña ciudad que en sus mejores momentos, desbordaba tranquilidad; a día de hoy, la razón para visitarla radica en pasearse por las ruinas de la antigua ciudadela que se levanta en lo alto de Hama y capturar la imagen del río Orontes atravesando su centro y los antiguos molinos de agua que datan del siglo XI a. C., espectáculo lleno de color y merecedor de una buena fotografía.

3.      Las ruinas de Palmira:

Debido a que el siglo III d.C. fuera la capital del reino nabateo – civilización a la que se le atribuye la creación de la asombrosa ciudad de Petra en Jordania – adicional al lugar de asentamiento de los romanos tras la derrota de su reina Zenobia durante la invasión romana, hoy guarda numerosas ruinas de templos que se evidencian en una larga procesión de columnas que, junto a su anfiteatro, cuentan historias de otros tiempos.

Traditional moroccan tajine of chicken with dried fruits and spices, selective focus.

 

Gastronomía de siria

¿Qué sentido tiene hacer un post de la gastronomía siria si no es precisamente uno de los países que figure entre las alternativas para vacacionar? esa es la pregunta que se estarán haciendo la mayoría de los lectores, – y más, considerando los tiempos tan difíciles que atraviesa la comunidad árabe en general y el Oriente Medio – pues la respuesta es que, pese a tanto conflicto, se trata de un país tranquilo y amable, que comparte la belleza desértica y costas bañada por el mar Mediterráneo de sus vecinos, y que además guarda la esencia de la cocina tradicional mediterránea que otros han perdido.

Un paseo gastronómico por Siria

Bien decía Mark Twain “pase, lo que pase, Damasco está ahí” la capital siria presume de ser el asentamiento humano nunca deshabitado de mayor antigüedad del mundo ¿Qué tiene que ver esto con la gastronomía siria? ¡Pues todo! de esa diversidad de generaciones no solo se evidencian el legado cultural y tangible, sino las huellas culinarias que le dan forma a su cocina.

Es por ello que, al igual que en Aleppo, Damasco ofrece un auténtico desfile de platos por el que pasarán muestras desde los restaurantes judíos hasta la cocina armenia, eso sí, envueltos en lo fascinante y misterioso de los sabores árabes y tomando un poco de los hábitos griegos y romanos, pues la idea es incluso perseguir las marcas que dejaron los cruzados.

¿Qué tiene de especial la gastronomía siria?

Si bien el compendio de sabores provenientes de distintas culturas ya hace especial a la cocina siria, lo cierto es que su verdadero atributo radica en el hecho de que al ser un país tan mediterráneo, es el emplace perfecto para recuperar aquellos que ya se perdieron de la cocina tradicional.

Para muestra las aceitunas, ingrediente que mantiene el sabor fuerte y artesano de antaño que solo su elaboración al modo antiguo, le permite conservar, pues no solo se maceran, sino que se rompen al momento de servir.

Algo similar ocurre con el codiciado aceite de oliva y la forma de preparar el queso de cabra o de oveja, que comparten técnicas poco vistas en otros países otorgándoles un plus de sabor irrepetible. Asimismo, lo dulce y saldo se fusionan en los puestos callejeros, en los que es sencillo quedar perplejo viendo la elaboración de las hermosas y sabrosas tortas de pan, tentados por el olor, mientras se observa la pericia de los cocineros que las colocan encima de una plancha curva para que se tuesten antes de rellenarlas con diferentes manjares.

Platos típicos de la cocina siria:

¿Quién de los que se anuncia fanáticos de la comida árabe no ha probado un delicioso “kibbe”? La razón de tanto reconocimiento y popularidad a fuera de las fronteras de Siria, radica en que es uno de los platos más cocinados y elaborados del país; se basa en una sémola de trigo capaz de adoptar infinidad de formas, preparándose de cientos de maneras diferentes

La presentación que, a juicio es la más deliciosa y goza de gran preferencia en Siria es en una especie de albóndigas que se rellena de carne de cordero y arroz; para hacer más sublime el sabor, se complementa con una salsa de yogur que le otorga ese contrapunto ácido.

El toque distintivo de una interesante cultura…

Algo tan elemental como un pollo frito a la placa con papas, se vuelve un plato de gran interés en Siria ¿cómo? si se adereza con las especias típicas del país; en la gastronomía siria no puede faltar el cardamomo o el cilantro, pues son protagonistas oficiales de la mayoría de sus recetas.

¡Carne y más carne!

En líneas generales, la carne que más se come es la de cordero – aunque la ternera también figura entre las opciones – y se les conoce como “kabab”; su acompañante tradicional es el arroz, se sirve en una especie de pincho pues es ensartada en palos largos, luego de picarse y asarse

Adicional a la ternera y el cordero – que se prepara de mil formas – los sirios acostumbran a incluir el pollo en su menú; lo que no encontrarán los visitantes, al menos no en una mesa familiar, es la carne de cerdo, ya que para la religión musulmana, su consumo está prohibido.