Viajar a Bucarest
Qué hacer en Bucarest?
Aunque es una de las capitales europeas más desconocidas, quienes han tenido la suerte de visitarle coinciden en que Bucarest es una ciudad hermosa, cargada de buena energía, repleta de vida y una propuesta turística lo suficientemente atractiva como para querer volver: áreas verdes, interesantes rincones y sorprendentes monumentos, son apenas una parte de lo que ofrece.
Los secretos de la capital de Rumanía
La parada obliga de cualquiera que esté de paso por Rumania, es así como se define en líneas generales la ciudad de Bucarest; lejos de ser una metrópolis monumental como la de otros países europeos, guarda un cierto encanto distintivo haciendo que sobren motivos para querer visitarla.
¿Qué ver y hacer en una visita a Bucarest? Lápiz y papel para armar el itinerario que permita sacarle el máximo provecho a la estadía y ¡a tomar nota!
Pasearse por un increíble centro histórico:
No hay quien lo dude, la mejor cara de la capital de Rumanía espera en su casco histórico, ese que sobrevivió a la destrucción masiva de barrios necesaria para la edificación del Parlamento, que con su conjunto de calles peatonales, rodeadas de hermosos edificios de estilo neoclásico, evoca a la mismísima Paris.
Un centro neural cargado de encanto en el que locales y foráneos se reúnen a disfrutar de cientos de atractivos distintos, pues hay para todos los gustos, desde tomar un café en alguno de sus restaurantes o terrazas, hasta irse de compras y disfrutar de espectáculos de música callejera.
¿Lo imperdible? la Curtua Veche, antigua corte real rumana cuyo origen se remonta al siglo XV y fuera habitada por Vlad Tepes, figura que inspirara el personaje del Conde Drácula; si de edificaciones se trata, no puede faltar pasearse por el Ayuntamiento y la plaza de la Revolución, antes de seguir a la Librería Carturesti y el Pasajul Macca Vilacrosse, el hermoso pasaje abovedado en el que reponer energías con una shisha.
Conocer sus monumentos, obras de arte y esculturas:
Otra similitud de Bucarest con Paris es el Arco del Triunfo, si bien es más pequeño respecto a su hermano parisino, no pasa desapercibido por aquellos que se pasean por el parque Herestrau – visita igualmente obligada – a este icónico monumento le sigue el Cementerio Bellu, quien alberga gran cantidad de obras de arte y esculturas de gran relevancia nacional e internacional, además de ser el lugar de descanso de importantes personalidades de Rumanía.
Disfrutar de verdaderas joyas arquitectónicas:
La construcción del Palacio del Parlamento de Rumanía tiene la facultad de quitarle el hipo a cualquiera, después de todo, es el edificio civil de mayor dimensión en el mundo entero; el diseño de su colosal edificación se sustenta en su propósito de albergar la sede del poder político y administrativo de la dictadura de Ceaușescu, actualmente símbolo distintivo de la ciudad.
Las iglesias no pueden quedar por fuera de la lista, por lo que las visitas obligadas son a Stavropoleos y Sfantul Anton – ambos templos ortodoxos – que a pesar de no despertar gran interés a simple vista, guardan en su interior un verdadero tesoro a todo color. Como es de suponer, la Catedral y Palacio Patriarcal también demanda al menos una fotografía.
Por último, en el renglón de joyas arquitectónicas figura el ateneo rumano, descrito en una sola palabra como ¡maravilloso! es estilo neoclásico propio del siglo XIX realza la estampa de un singular edificio cuyo vestíbulo principal no tiene igual; pero no es sino su auditorio lo que lo hace destacar por ser testigo del glorioso y esplendoroso pasado de Rumanía.
Irse de excursión al Parque de Herastrau:
Al comienzo se comentaba sobre una parada obligada en este parque, pues la razón es simple, su dimensión casi se equipara al lago que ocupa casi toda su extensión; los amantes de la naturaleza encontrarán en el Herastrau el lugar ideal para disfrutar de un paseo en barco y las más hermosas vistas panorámicas.
Asimismo, es posible tomarse una cerveza en cualquiera de sus numerosos restaurantes o terrazas y visitar el Museo Satului, indiscutiblemente, una propuesta al aire libre bastante peculiar en la que se reúne parte de la arquitectura popular del país.
Hacer un Free tour:
Más que cliché, no hay mejor manera de establecer contacto con una ciudad desconocida que contratando un free tour, Bucarest no es la excepción.