Avolar

Vuelos y Guías de Turismo

Avolar

Portland

Hay ciudades que son la opción para encontrar en ellas una oferta de cultura insuperable; sí, como Nueva York o París. Hay también las que, en medio del caos, son centros de cultura y tendencias como la Ciudad de México o algunas de la India. Las hay que son el reino de los tesoros locales, como Aspen, donde esquiar es un asunto obligado. Hay pocas urbes en el mundo donde una equilibrada mezcla de elementos conjuga escenarios naturales con aires bohemios y burgueses –tal cual; lo que los franceses considerarían un sitio muy bobo–. Portland, un destino que ha ido cambiando de rostro sin perder sus aires northwetsern´s, es un paraíso del zen urbano. He aquí nuestro recorrido.

A la llegada…
Los vuelos desde México arriban a medio día o al iniciar la tarde. Entonces, el clima es agradable como para olvidarse de todo. Tomamos un taxi y nos dirigimos al Washington Park. Este enorme parque alberga dos de los jardines más hermosos de la ciudad: el Jardín de las Rosas y el Jardín Japonés, además del zoológico. Fundado en 1917, el lugar tiene 9,000 plantaciones de rosas de 590 variedades. Escalonado, el jardín permite tener una de las mejores vistas del centro de Portland y de dos de las montañas más conocidas: Mount Hood y Mount St. Helens. Una verdadera orgía visual y olfativa.

Caminando hacia arriba, por la izquierda, está el Jardín Japonés. Al más puro estilo zen, este lugar incita a la meditación. La riqueza visual se basa en su serenidad y en las pequeñas y lánguidas flores que apenas despuntan de los cerezos. También hay una casa de té estilo japonés que, pese a que está prohibido el acceso de los visitantes a su interior, permite percibir la sensación de que se está en un espacio netamente oriental. De hecho, este jardín japonés es el más grande y auténtico que se haya construido fuera de esa nación. Un paseo por estos jardines es el comienzo de un viaje signado por el más puro placer.

Donde lo victoriano se une a lo moderno
Del parque, fuimos a pie a Nob Hill. Para los trechos grandes, lo recomendable es tomar el tren Max, que une a casi toda la ciudad y es gratuito. Por SW Park St. llegamos al barrio residencial. Nob Hill tiene casas al más viejo estilo victoriano, está inundado de gente joven, muy trendy, y por todos lados encuentras comercios. Hay dos calles donde la gente se concentra más: NW 23 St., que acoge casi todas las tiendas, y NW 21 ST, que es la calle de los bares y restaurantes.

Lo interesante de las compras en Portland radica en dos puntos: el primero es que todo lo que se adquiere aquí está exento de impuestos; el segundo es que, aunque tiene dos grandes centros comerciales muy a la usanza estadounidense, la mejor oferta está en las pequeñas tiendas de ropa de diseñadores locales. Mimi & Lena es buen ejemplo de ello. Moonstruck es un clásico de los amantes de catas de vino tinto con los chocolates de esta tienda. En The Tao of Tea hallas las combinaciones más extrañas en frascos herméticamente cerrados.

Bajando por la calle 21, nos topamos con el Blue Moon Tavern de la cadena más conocida de pubs y bares en la ciudad: la de los hermanos McMenamin. Ellos son dueños de más de una veintena de lugares y del extraño Kennedy School Hotel, un viejo edificio que en algún tiempo fuera una escuela pública. Algunos de los cuartos conservan los pizarrones, con tiza y borrador. En Blue Moon –donde tocan rock y su afluencia es netamente local– descubrimos que la influencia mexicana es fuerte. Ahí se ofrece una canasta con “tortilla chips and fresh salsa and guacamole”. Nosotros pedimos el “Maria´s master-piece”, un sándwich crujiente de pan recién salido del horno –el pan es buenísimo por toda la ciudad–, con lonchas de pavo, tocino a la parrilla y la salsa secreta. Los aires mexicanos se confirman cuando uno entra en las tiendas donde se venden objetos que emulan el kitsch guadalupano.

Leave a Reply