Avolar

Aquí el lujo tiene otra ecuación. No hay luz, teléfono ni televisión. Adiós civilización. Bienvenida sea la sencillez de las velas, los paseos a caballo, los aposentos de madera, la comida casera, las largas caminatas a la orilla del mar.

Todo se conjuga para enamorarte de la vida. Hay un estero que cruzas en lanchita para ir a una playa virgen en la que puedes avistar ballenas y tortugas. Aquí también se realizan cenas románticas al caer la tarde.

Sí, el mundo se detiene en este hotel ecológico que tiene celdas solares en su veintena de palafitos, decorados con piezas y muebles de arte popular mexicano. Cada pieza lleva el nombre de una carta de lotería y cada cama es una invitación para no dormir.

A los paseos a caballo, en bicicleta o kayac, puedes sumar masajes, faciales, tratamientos exfoliantes y reflexología. Todo está diseñado para que la paz te invada. Todo está planeado para que te enamores.