Viaja a Estocolmo
La capital de Suecia es una urbe que no se ha dejado aplastar por el concreto ni por los desechos y que utiliza la naturaleza como parte de su edificación, arte y cultura.
En las tiendas de Estocolmo, las bolsas son de papel y los regalos te los envuelven en yute, atados con hilos de mecate. En las cafeterías hay vasos de cartón no parafinado y los cubiertos son de madera. En los hoteles se colocan botes de basura con tres divisiones, según el tipo de material, mientras que las tarjetas electrónicas para abrir la puerta son de madera. Todo es en pro de la ecología. Ésta es una ciudad limpia, pulcrísima. En las calles no encuentras ni un solo papel sobre las banquetas. Además, parece que la disciplina ciudadana se da sin autoritarismo: a pesar del tránsito, los autos no tocan el claxon. Muchos estarán tentados a llamar a esta ciudad “la civilización definitiva”.
Al terminar los largos inviernos, lo que más desean los suecos es disfrutar de sus bosques y parques. En Estocolmo –habitada por poco más de 700 mil personas– hay aproximadamente 38 hectáreas de áreas verdes, con más de 35 mil árboles. Tras meses de oscuridad y frío, la vida al aire libre es el reflejo de la personalidad sueca más destemplada. Gente de todas las edades deja la sobriedad junto con sus abrigos en el clóset y sale a disfrutar del sol, con ropa ligera y la mejor vibra.
En los parques se encuentra la cultura, el arte y la vida actual de los suecos pues, además de ser vanguardistas, están estrecha-mente ligados a sus tradiciones. Todo esto, dentro de un marco político envidiado por muchos, debido a su alto grado de pragmatismo y democracia. Estocolmo parece perfecta: fabulosamente estructurada y, además, para quién se lo pregunte, con una vibrante vida nocturna.
Recorrido a través de sus parques
En el ombligo de la ciudad se encuentra Kungsträdgården –Jardín Real–. Este parque, antes el huerto del palacio, alberga un escenario para conciertos y obras de teatro, así como juegos para niños, exposiciones de arte y, en invierno, una pista de hielo.
Estocolmo se encuentra en medio del archipiélago más grande del mundo. Entre las islas hay un tráfico intenso de viejos barcos de vapor que pasan por el sistema de esclusas, necesario por el desnivel entre las superficies. Para conocer sus parques hay que abordar uno de los ferrys que cruzan el archipiélago.
El Palacio de Drottningholm se construyó para la reina en 1662. Los capitalinos se indignaron cuando la Reina Silvia, en 1981, decidió que el hogar de la familia real se trasladara a Drottningholm. No obstante, en 1991, la ONU lo nombró patrimonio de la humanidad. El complejo real, dentro del mismo palacio, abarca: el teatro más antiguo –intacto– del mundo, un palacio chino y un gran parque. Éste es el mejor ejemplo de lo que fueron los palacios reales suecos antaño, además de ser representativo por toda su arquitectura.
Si visitas Drottningholm en un día muy soleado, de regreso a la ciudad puedes pedir al capitán del ferry que hagan parada en la isla de Långholmen. Aquí puedes hacer como los lugareños y echarte un rico chapuzón en una de las playas. La isla de Djurgården fue, en su época, el área de caza para la realeza. Hoy, aquí se encuentran el Museo Folklórico de Skansen y el Museo de la Nave Medieval Vasa, además del famoso parque de diversiones Gröna Lund. Con una caminata por toda la orilla de la isla podrás saborear el verano sueco. Durante el recorrido por Skansen pasarás por tabernas, zapaterías, locales de herreros, potreros y establos, donde los empleados, vestidos según la época, dan mucho realismo a la representación de la época. No dejes de probar los pasteles medievales que venden en estos pueblitos de madera.
En medio de Djurgården se encuentran los Jardines Rosendal, donde todo se cultiva ecológicamente y a donde llegan los capitalinos a recoger flores. Ellos te prestarán una canasta y tijeras, y luego pagarás 20 coronas por cada 100 gramos de flores cortadas. También puedes comprar plantas en la tienda, así como productos artesanales, y saborear las riquísimas ensaladas, sándwiches o pasteles de la cafetería. Rosendal es el lugar perfecto para tener un romántico y relajado picnic o simplemente para echarse una rica “pestaña” bajo un manzano.
En Estocolmo se encuentra el primer parque urbano del mundo que fue declarado monumento nacional. El Ecoparque está compuesto por una única zona verde de 27 kilómetros cuadrados que une los tres parques reales de Djurgården, Haga y Ulriksdal. Los edificios y paisajes protegidos del Ecoparque son testigos de la historia de Suecia desde el siglo XVII.
Toma el metro hasta Universitetet, la Universidad de Estocolmo, con su entorno idílico. Después de pasar por el impresionante Museo Nacional de Historia Natural llegas al Jardín Botánico Bergianska. Éste fue creado a finales del siglo XIX y en él se encuentra el fascinante Invernadero de Edvard Anderson, que contiene plantas provenientes de todos los ecosistemas de la Tierra, como el lirio acuático gigante Victoria. Además, el parque tiene otras atracciones de interés histórico, como la Tornet –la torre– en Brunnsviken, que está rodeada por hermosos senderos, bordeados por agua, con un aire de romanticismo en toda su atmósfera.
Lujo relajado
Si lo que buscas es estar cerca del centro y disfrutar de la tranquilidad, la solución es hospedarte el Clarion Hotel Stockholm. En el corazón del vivo y popular barrio de Södermalm, a diez minutos caminando de Gamla Stan –la ciudad vieja– el Clarion está pegado al precioso parque de Eriksdalslunden. Desde que abrió sus puertas, en mayo de este año, el hotel ha recibido mucha atención y se ha vuelto uno de los más populares. El Clarion se destaca por un estilo cosmopolita que combina elegancia, modernismo “clásico” y armonía total. Las superficies de colores claros y la gracia escandinava se contrastan por tonos más fuertes y todos los espacios se caracterizan por una atmósfera sobria y sofisticada. El edificio tiene 532 habitaciones, además de varios jardines de estilo minimalista-japonés, una cascada en el lounge, lobby bar con música en vivo, y arte contemporáneo en las habitaciones y los espacios comunes.
“Nuestra ambición es crear una atmósfera relajada, abierta e internacional con el servicio, la calidad y la exclusividad de un hotel de lujo”, comenta el gerente del hotel, Pelle Lindberg.
Para acceder directamente al parque, baja por la rampa que está al lado del hotel. Es aquí donde encontrarás las internacionalmente reconocidas albercas públicas de Eriksdalsbadet. El complejo contiene las mejores piscinas de Estocolmo, tanto las descubiertas como las techadas. No te las pierdas ya que, además de nadar un rato, podrás apreciar un ejemplo de la arquitectura moderna de Escandinavia.
Días… de horas eternas
Durante el verano, el sol permanece en el horizonte por muchas horas. Y como pretextos nunca faltan, tómate unas cervezas en el tradicional Tennstopet Bar para iniciar la farra. Uno de los locales de moda es el Halv Trappa Plus Gård, un bar-restaurante-club visitado por la gente cool, por el que pasan DJs de fama internacional, encargados de la banda sonora del lugar, basada en R&B, house y hip-hop. La gente joven prefiere el Monkey Bar, donde se escucha chill out. Otro de los más famosos es el Café Opera, con clientela de todas las edades; éste es el más grande de la ciudad. Aquí puedes cenar hasta las 2:30 de la madrugada, jugar a la ruleta y bailar. Si te gusta el jazz, no te pierdas el Fasching con conciertos, durante todo el año, de bandas nacionales e internacionales.
El azul del Báltico
En ferry por el Báltico se puede llegar a Götland, isla conocida por sus paisajes pero más por su ambiente de fiesta, que combina lo idílico de la historia con la modernidad del primer mundo. Aquí se refugian intelectuales, diseñadores, músicos y demás personalidades de la vida cultural, volviéndolo un espacio muy atractivo. Además de las ideas de los artistas, se conjunta la ecología: paisajes que van desde praderas floreadas hasta formaciones rocosas de la Era del Hielo y el eterno horizonte marino del Báltico. Son interminables los festejos nocturnos en la medieval Visby, la capital. El vodka es la bebida preferida por los suecos, quienes lo han sabido destilar desde el siglo XIV. En cuanto a comida, la especialidad es la medieval. Éste es el lugar con más restaurantes per capita del país. No te pierdas el pan de azafrán.